J’ adore

 

Lardizabal María Eugenia (1976)
J'adore 
Oleo sobre tela
55 x 55 cm

Para que tenga lugar el auge vertiginoso del capitalismo de consumo fueron condiciones necesarias la devaluación de la tradición, la profundidad, las esencias, la introversión, el pudor, la honra y la represión de la sexualidad, en provecho de la novedad sin fin, la superficialidad, las apariencias, la extroversión y el principio del placer. Y, un factor fundamental, fue el ingreso de la mujer en el mundo laboral.
Femmes, femmes… pasaron de ser el bastión del ahorro hogareño en el capitalismo de producción, a consumidoras empedernidas en el actual capitalismo de ficción.
Siendo el sector de la moda su mayor enclave. Es ahí donde la obsolescencia programada se lleva al límite, la posesión es cada vez más efímera debido a que los ciclos de moda son cada vez más cortos. Y, respecto a los accesorios, éstos llevan la delantera.
Es tal el margen de ganancias que generan estas extensiones de las marcas, que en muchos casos tienen la preeminencia por sobre las colecciones de ropa. Hay que tener en cuenta que son objetos más accesibles, ya sea que pertenezcan a marcas masivas o al sector del lujo. En este último, los accesorios se convierten en un nexo entre ellas y el consumidor medio.
En sintonía con la satisfacción narcisista, en una época de combinaciones individualizadas, de experimentación y de personalización, los accesorios de moda no son justamente algo accesorio.

Eugenia Lardizabal